Es común encontrar comentarios acerca de las posturas de yoga y sus beneficios en el cuerpo y la mente, pero no siempre se habla sobre, por ejemplo, la actitud que debe tener el profesor de yoga, el acondicionamiento de la sala donde se imparte la práctica, la duración ideal de una clase o la música a utilizar en las diferentes etapas de la misma.
Consideraciones sobre el yoga
Es muy importante que el profesor haya experimentado en su propia persona los beneficios del yoga. De ese modo, además de transmitir convicción real sabrá dirigir una clase con alegría y paz interior.
Es fundamental que tenga permanente actitud de aprendizaje y esté abierto a las diferentes opiniones o propuestas. Es un ejemplo de humildad bien recibido por los alumnos.
Una cosa que también es muy valorada por los alumnos (decisiva a la hora de elegir) es la corrección de posturas. Muchos profesores hacen yoga para sí mismos y no corrigen, no miran al alumno. Es un error grave ya que al dirigir una clase se debe estar al servicio, observando para que se hagan correctamente las posturas y además de recibir los numerosos beneficios que ellas aportan bien ejecutadas, no se dañe el cuerpo.
El profesor debe tener la capacidad de reemplazar una asana por otra de ser necesario según el caso. Su voz debe ser serena pero clara y potente para que todos puedan escuchar sus indicaciones.
En cuanto a la sala de yoga ésta debe ser sumamente agradable. Debe estar bien iluminada pero nunca con luz directa a los ojos. Bien aireada tratando en lo posible que no se experimente ningún extremo (ni frío ni calor) sino más bien un clima neutro. No es aconsejable el uso de acondicionadores de aire.
Mucho cuidado con la utilización de inciensos. Hay que tener en cuenta que hay personas alérgicas a ellos o con problemas respiratorios. El uso de aceites aromatizantes suaves y de buena calidad puede ser más aceptado.
Es espacio entre las esterillas debe ser el que permita realizar la práctica de forma eficaz, es decir que puedan realizar las asanas sin molestarse entre los alumnos. Una guía suele ser el espacio que ocupan los brazos abiertos en cruz estando acostados. Esa puede ser una buena distancia entre las esterillas.
Con respecto a la música el profesor de yoga debe saber adaptarla según las diferentes etapas de la clase y según la clase que ha planificado. En una clase mayormente energética no utilizará por tanto una música demasiado relajante. Durante la relajación se debe utilizar una música que se diferencie de la usada durante la etapa de asanas. Para el momento de salir la música debe ser algo más “movida” ya que eso invita a fluir con ella y desperezarse. Una buena opción también es el silencio porque aporta consciencia sobre “uno mismo” (sonido de la propia respiración, sensaciones, estado interno)
Las colchonetas deben ser las indicadas para el yoga. Nunca demasiado altas ni demasiado rígidas. De esa forma las posturas trabajan eficazmente (sobre todo en la columna vertebral)
Y por último un asunto no de poca importancia… Si una clase de yoga dura menos de una hora y veinte pierde efectividad. Lo ideal es que la clase dure una hora y media. En la primera hora se trabaja la puesta en marcha y las asanas y la última media hora se dedica a la práctica del pranayama, la relajación y la toma de consciencia.