Las emociones son fundamentales, sin ellas no podríamos recordar, aprender ni tener relaciones sociales. Su principal función es proporcionar tendencias de comportamiento adecuadas para determinadas situaciones; por ejemplo, el miedo nos impele a huir, la rabia, a luchar. Esta funcionalidad altamente adaptativa y útil en un contexto poco seguro como era el de nuestros ancestros, en la sociedad contemporánea no es siempre acertada ni la tendencia de comportamiento propuesta debe considerarse de obligatorio cumplimiento. Hoy en día se considera importante manejar las emociones hábilmente, con inteligencia emocional. Vamos a centrarnos en cuatro emociones básicas y universales relacionadas con el estrés: el miedo, la rabia, la tristeza y la alegría. Cuando se vuelven crónicas, llegan a ser perjudiciales para la salud y las relaciones personales.
La regulación emocional
La regulación emocional es el proceso por el cual uno influye en qué tipo de emociones siente, cuándo las siente, cómo las experimenta, cuánto duran y cómo las expresa.
ESTRATEGIAS
Orientar la atención: Estrategias que orientan la atención de distinta forma respecto al origen de la emoción con el fin de regularla. Por ejemplo, mirar o no un accidente de coche.
Modular la respuesta: Mediante la influencia directa en el ámbito fisiológico, cognitivo o conductual de la emoción. Por ejemplo, practicando la Conciencia Plena o la respiración Consciente, evitando hablar del suceso a todas horas, cantando o rezando.
Mediante cambios cognitivos: Orientada a re-encuadrar el acontecimiento, mediante una percepción alternativa, relativizando o aceptando.
Mediante conciencia plena: Sin alimentar la emoción con pensamientos, centra tu atención en las sensaciones del cuerpo, aceptando lo que está pasando, sin juzgar y con confianza en que la emoción por intensa que sea se debilita con el tiempo.
- Atender a la riqueza y matices de cada emoción. Ser consciente de la emoción es fundamental. Toda emoción es valiosa ya que da información de los deseos, necesidades y miedos. Acostúmbrate a reconocer las emociones que sientes, identificarlas y a tenerlas en cuenta.
- Crea una pausa entre el estímulo y la respuesta. No te dejes arrastrar por la emoción ni por ideas asociadas de forma automática, recuerda que tu inteligencia se ve afectada por la emoción. Entrénate en parar y ver antes de actuar, así tendrás libertad y podrás activar tus recursos internos, encontrando la mejor respuesta a la situación.
- Modula la respuesta, según el contexto y con especial cuidado para atender al efecto de la emoción y de su expresión en uno mismo y en los demás. Decide qué emociones debes expresar y cuáles es mejor dejarlas
Entre las distintas aproximaciones a la regulación emocional con Mindfulness disponibles tenemos la que consiste en aproximarse a la alteración emocional en cinco pasos:
- Reconocer la emoción, mediante la auto-conciencia, pero no dejarse llevar por las causas de la preocupación o el discurso interno sobre el tema.
- Aceptar el hecho de que hay preocupación en ti, que es natural.
- Abrazar o Acoger esta sensación – es la regulación emocional propiamente dicha
- Mirar al interior, una vez regulada la emoción, con cariño y con paciencia, explorando las causas profundas de donde sale la preocupación.
- Desarrollar ecuanimidad viendo el proceso de forma impersonal.