La práctica del yoga o la meditación puede realizarse en la ciudad, en la naturaleza, en sala o en exterior.
A menudo algunos alumnos o compañeros de práctica afirman o preguntan si la práctica del yoga es más efectiva en la naturaleza que en la ciudad y en el exterior que en sala.
Y especialmente si viven en ciudades de mucha población y actividad sienten que su práctica puede ser menos efectivas que las que se realizan en la naturaleza o zonas menos pobladas.
Nosotros tenemos la suerte de vivir y tener nuestra escuela de yoga en Tenerife.
Tenerife al igual que todas las islas canarias ofrece tanto espacios urbanos como naturales y para mejor a una distancia muy cercana. Por lo tanto practicar yoga o meditación en el mar, en el monte, en un parque urbano o sala es accesible sin mayor dificultad.
Si uno quisiera podría comenzar practicando el saludo al sol frente al mar o hacer pranayamas o paddle yoga en el sur de Tenerife por la mañana, hacer una sesión grupal de mindfulness en una sala y terminar meditando o disfrutando el yoga nidra por la noche a los pies del Teide contemplando un cielo único.
Personalmente disfruto mucho la experiencia en la naturaleza. Es una parte fundamental de mi vida cotidiana porque combino deportes que me gustan, experiencias meditativas muy saludables y especiales.
Pero al mismo tiempo disfruto de igual manera la práctica en una plaza del pueblo o en un sala.
Volviendo al título de este escrito…
¿YOGA EN LA CIUDAD O EN LA NATURALEZA?
Mi afirmación es que si hablamos de yoga y meditación como experiencia de consciencia y el objetivo de la práctica es expandir la consciencia para trascender el ego y establecernos en un estado de desapego sobre fluctuaciones y conflictos que pueden vivirse al identificarse con él. No hay ninguna diferencia. Solo cambia la escenografía, la banda sonora de la práctica, la cualidad del presente. Por lo tanto si hemos comprendido el yoga y la meditación sabemos que ser testigo del amanecer en el mar, de los movimientos de los pinos en el monte, del tráfico en la ciudad o la pared de nuestro dormitorio no tiene ninguna diferencia solo es un presente que aceptar sin juicio, sin intervenir, sin accionar.
Distinto es si valoramos todos los aportes que pueden ofrecernos los espacios naturales a nivel de calidad de aire, menos contaminación acústica, alejarnos de nuestros lugares de rutina diaria y muchos más que pueden beneficiarnos en muchos aspectos y posiblemente a algunas personas puedan ayudarle o facilitarles su práctica.
Como conclusión: si el objetivo es la meditación como estado de consciencia expandida o consciencia plena que nos aportará enormes y variados beneficios, no importa donde se practique solo importa que se practique.
La meditación no es un momento lúdico, placentero o de descanso. La meditación puede producirnos todo eso pero como práctica es ante todo una experiencia o entrenamiento que solo nos da sus frutos con la constancia a lo largo del tiempo independientemente del entorno donde se practique. No olvidemos que la meditación es un estado que no depende de la situación externa, el estado físico, emocional o mental- Es una postura, actitud o ubicación desde donde se vive lo que ES.